Sé como un río
En este artículo te hablaré de cómo el orgullo, expresado a través de la rigidez, te impide entrar en el fluir de la vida. Este sentimiento no forma parte esencial de los seres humanos; es algo que hemos aprendido como uno más de los mecanismos de defensa que hemos adoptado ante los retos de la existencia.
Algunas personas eligen la tristeza, otras el control, y otras más el victimismo. También pueden optar por la sobreprotección, el enfado constante o la oposición sistemática a todo. Y hay otros seres que deciden entrar en el orgullo, que es una de las posturas más nocivas que podemos adoptar en esta tercera dimensión.
Si te sostienes en el orgullo, la rigidez te dominará
Si adoptas una postura rígida, sales por completo de una de las leyes universales de las que yo siempre hablo: La Ley del Movimiento. En todo el Universo no hay nada estático o fijo. Todo está vivo y todo se mueve. Debes fluir junto con la vida, y si te vuelves rígido te apartas de la Totalidad.
Cuando fluyes entras en el aquí y ahora de manera natural, y con ello te vas metiendo poco a poco en la Totalidad. Es un camino lento, pero maravilloso y muy divertido. El que vayas entrando muy de a poquito en esta Totalidad tiene un porqué. Si fuese rápido sería caótico, difícil de controlar y casi imposible de asimilar.
Además, el verdadero esfuerzo que debes realizar para entrar en la Totalidad no es un mero ejercicio mental, sino todo lo contrario: Consiste en salir de la mente. Lo primero es evitar caer en posturas rígidas. Una de ellas es realizar todos tus actos de manera planificada, organizada y exclusiva para ciertos momentos.
Esa postura tan estresante está sostenida por el orgullo. Recuerda que salir de la Ley del Movimiento te aleja de la Totalidad. Otra de las consecuencias de la rigidez en tus decisiones es que ocasiona bloqueos. Todas las decisiones que tomes desde una postura rígida te apartan del continuo fluir de la vida.
Que nada detenga tu corriente
Yo siempre me comparo con un río, y desde mi nacimiento en la montaña hasta mi desembocadura en el mar, voy bajando y voy fluyendo. Me voy moviendo en una danza, y cuando encuentro una piedra o un tronco en medio de mi torrente, no pasa nada. No me detienen.
Incluso puedo avanzar en medio de violentas tormentas o azotado por grandes vientos. Todo ayuda a mi fluir. De esta manera, pueden ocurrir muchas cosas en tu vida, al igual que un río puede encontrar muchos obstáculos en su recorrido. Si entras en la Totalidad, te unes a otras almas, como el río se une al tronco o a la piedra.
Y al igual que ese río, si encuentras en el curso de tu corriente una roca muy dura, la rodeas sin intentar romperla. Te conectas con todo lo que se te presenta y afirmas: Es lo que hay. ¿Y qué haces con eso que hay? Lo rodeas, lo giras, lo escalas, lo desciendes o lo integras a ti. Todo es posible y todo ayuda a tu fluir.
Tienes que integrar para integrarte. Yo, por ejemplo, si fuera agua, me integraría a ese tronco que está en medio del torrente. Puedo convivir con él; puedo coexistir con él. Puedo ser agua y tronco al mismo tiempo. Y luego, si el Sol lo seca y hace que se mueva, está bien. Si se vuelve a detener corriente abajo, eso también es bueno.
Sin proyectar y sin planear, vas viviendo sin saber lo que va a ocurrir más adelante. Dejas las estructuras rígidas para integrarte a la Totalidad.
Las consecuencias de mantenerte en la rigidez
Hay personas obsesionadas con tenerlo todo planificado, desde el día en el que viven hasta el momento de su jubilación y su vida posterior. Incluso llegan a proyectar su propia muerte. Una de las cosas que más te envejecen y te hacen entrar en la decadencia física es pensar una y otra vez en el retiro y la muerte.
Algunos lo hacen desde que inician su vida laboral, siendo todavía jóvenes, o porque sus padres les meten en la cabeza ese tipo de ideas. Al hacer eso no entras en el fluir de la existencia. Esta vida no debe convertirse en tu mayor obsesión, sino en tu mayor diversión, porque a eso has venido.
Por pensar en el futuro te pierdes el presente. Muchas personas, por miedo a lo que puede traerles ese futuro, cortan el fluir de un sinfín de momentos preciosos. Hoy eres esto; mañana no sabemos, pero no debe importarte. Nadie sabe con certeza lo que puede llegar mañana, pero es cierto que hoy puedes vivir algo invaluable.
No interrumpas el fluir de la vida
Yo solo veo el fruto de este momento. Soy un río que voy danzando y disfrutando. Hoy me toca esto y lo gozo; no sé que tocará mañana, pero nunca olvido que todo es perfección. Lo importante es salir de la rigidez, la cual te impide entrar en la Ley del Movimiento. No cortes el fluir del momento solo por evitar el dolor.
El dolor se genera precisamente cuando piensas en él, y también cuando tomas decisiones basadas en posibles futuros catastróficos, en vez de vivir fluyendo en el aquí y ahora, repitiéndote: Es lo que hay. Esa frase me encanta porque te permite fluir. ¿Qué hago con lo que hay? Continúo mi camino sin rigidez.
Jamás digas: “Me planto y de aquí no me muevo”, o “esta decisión está tomada y se acabó”, porque en el momento en que tomas una decisión inamovible y para siempre, te detienes por completo, y entonces surgen los bloqueos. Por ejemplo, no puedes relacionarte afectivamente con alguien pensando solo en un futuro matrimonio.
Te pierdes de mucho al evitar una relación que quizás tenía por único fin hacerte crecer, al enseñarte a convivir sin ataduras, o tal vez mostrándote la necesidad de cambiar ciertas conductas. Si las cambiaras, podrías establecer una hermosa relación estable con otra persona. Toda experiencia es un maravilloso aprendizaje.
Entra a un nuevo mundo cada día
Cada experiencia te acerca más y más al conocimiento de aquello que de verdad deseas. Por lo tanto, ¿qué tal si pruebas algo nuevo? ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Nada peor que apartarte del fluir de la vida y perderte todo lo que te ofrece. Al entrar en el flujo vital te encuentras con un mundo nuevo cada día.
Y ese nuevo mundo puede gustarte o no; lo importante es que eres capaz de cambiarlo en cualquier momento. Eres el poder absoluto y no dependes de nada ni de nadie. Así pues, la consecuencia más grave de la rigidez en tus decisiones es que sales del movimiento, y con ello generas bloqueos.
Sales de esa ley universal para entrar en una montaña rusa de emociones casi siempre negativas. Surgen la tristeza, el odio y la venganza. Te sientes atrapado por el vacío existencial y la indecisión. En cambio, vivir fluyendo te hace disfrutarlo todo. Sabes que en cualquier momento puedes cambiar lo que te desagrada.
No intentes salir de tus bloqueos mediante la rigidez
Esto significa que no debes intentar superar tus limitaciones con algo que provoca más limitación. Por ejemplo, puedes tener el noble propósito de alimentarte más sanamente, pero para cumplirlo no hace falta someterte a una dieta rigurosísima, obligarte a comer a las tres y cenar forzosamente a las ocho y cuarto.
Procura que tus decisiones no estén regidas por restricciones tajantes, o sujetas a planes inamovibles y esquemas estrictos. Ante todo, no te angusties por no tener cubierto y planificado cada detalle de tu existencia. El control erige un sinfín de barreras cuando lo esencial es el fluir libremente.
A este respecto, te comparto una vivencia personal. Yo estudié tres carreras universitarias, y al iniciar cada una de ellas pensé que la ejercería por el resto de mi vida. Actualmente no ejerzo ninguna de las tres. Mi labor no tiene nada que ver con ellas, pero todas han sido de ayuda invaluable en el cumplimiento de mi misión.
Así pues, nunca sostengas actitudes inamovibles. Observa tu cuerpo físico. Los dolores crónicos o una enfermedad que no cede son indicativos de una extrema rigidez. Si te sorprendes adoptando una postura rígida, recuerda que no hemos venido aquí para dañarnos sosteniendo decisiones a rajatabla, por muy acertadas que parezcan.
Estamos aquí para vivir fluyendo, y si te preocupa alguna decisión que debas tomar, ¿cuál es el problema, si eres dueño y señor de tu propia creación?
Cuando descubras rigidez, reintégrate al movimiento
Ese es el camino más rápido y certero para salir de la rigidez ocasionada por el orgullo. Toma acción sin dudarlo, y si después te arrepientes de la acción tomada, la cambias. Lo primero que debes hacer es regresar al movimiento, porque cuanto más te sostengas inmóvil, más bloqueos generarás, y cada vez serán más grandes.
Tampoco te preocupes si dices algo y después haces otra cosa. Yo pasé por eso muchas veces y fui muy criticada por ello. En su momento yo misma lo consideré un gran defecto. Hoy me doy cuenta que ese “defecto” me trajo hasta aquí. Lo que me ha conducido hasta donde estoy ahora fue este fluir con la vida
Soy parte de una Totalidad. Dirijo el cambio, y si se me puso delante una piedra, hasta es posible que se haga mi amiga. Lo esencial es salir de las posturas rígidas.
Si no sales de la rigidez te llenarás de orgullo
A mayor rigidez, más dominio del orgullo, porque ese es el motor que impulsa toda postura rígida. Toda decisión tomada desde el orgullo está muy alejada del amor. Las decisiones tomadas desde el amor obedecen a la Ley del Movimiento, pero el orgullo es una gran coraza que te separa del amor.
Amor y orgullo nunca son lo mismo y jamás van de la mano. Se repelen mutuamente. Estoy segura de que si ahora mismo estás teniendo rechazo en tu vida, entonces estás poniéndote una coraza construida con posturas rígidas, que son la máscara de un gran sentimiento de orgullo.
Examina tus relaciones. Si sientes rechazo a pesar de ser una buena madre, un buen padre o un buen hijo, estás repeliendo al amor con tu rigidez, que es orgullo.
¿Quien dirige tu vida: El orgullo o el amor?
Si logras entrar en el fluir de la vida, tus relaciones fluyen. Ya no se estrellan contra esa coraza inamovible. Muchos de mis estudiantes me dicen: “Rosanna, me has cambiado la vida”. ¿Por qué se las cambié? Porque entraron en el fluir, saliendo de la rigidez y la necesidad de control. En ese momento sus maridos, esposas e hijos cambiaron.
Muchos controlan a los demás “en nombre del amor”. Dicen: “En esta casa mando yo. Aquí se come a la hora que digo yo, y si no llegas a esa hora no comes. Además, si llegas tarde, te castigo”. ¿Cuántas posturas rígidas de este tipo estás tomando ahora mismo? ¿Cuánto orgullo se esconde detrás de ellas?
Tienes que salir de ese orgullo. Cuando estás en situaciones extraordinarias debes tomar decisiones extraordinarias. Considera que cuando has adoptado una postura rígida, es el orgullo el que te está dirigiendo y no el amor. Considera también que si no estás dirigido por el amor, te será imposible entrar en la Totalidad.
Retorna al fluir de la vida
Respeta la individualidad de cada persona. No las controles y no las juzgues. Hoy pueden querer algo y mañana otra cosa distinta. Tampoco te preocupes por lo que ocurrirá dentro de veinte años, porque cuanto más lejos intentes mirar en el tiempo, más envejeces y más creas tu propia muerte. Te autoimpones la limitación más grande.
La opción correcta es entrar en el fluir de la vida. Ocúpate de lo que estás haciendo en este aquí y ahora, que es el único tiempo que en realidad existe. Toma las decisiones que tengan efecto hoy, y no las que tendrán efecto dentro de veinte años. Esas las tomarás cuando llegue el momento justo de hacerlo.
Ten en cuenta que la mayoría de las personas que con más ahínco han preparado su propia jubilación y más se obsesionan por asegurar su bienestar material ante esos futuros catastróficos que tanto temen, nunca llegan a jubilarse. ¿Por qué? Porque casi siempre fallecen antes. Observaron y sostuvieron por años su muerte.
Así pues, sé cuidadoso con lo que observas, porque eres un ser de tanta potencia que eso que has observado se manifestará indefectiblemente en tu vida. La opción más importante y más acertada que puedes tomar es retornar al fluir de la vida. Afirma todo el tiempo: “Hoy puedo y hoy lo hago”.
Que el orgullo no te aparte del amor
Sal por completo de las posturas súper estructuradas e inamovibles. Sal de las decisiones rígidas y supuestamente eternas. Deja de sentirte ansiosa o nervioso si no cumples con un horario estricto. Por ejemplo, si te programaste para meditar a las nueve, pero cinco minutos antes tocan a tu puerta.
Es tu mejor amiga o tu mejor amigo y te ha estropeado la meditación. Ahora bien, ¿qué consideras más importante: El amor que los une, o una práctica destinada a pacificar tu mente? Si controlas tu mente todo el día, estás en estado de consciencia permanente y ni siquiera necesitas meditar, porque la meditación es tu misma vida.
Tu vida se convierte en una continua meditación cuando entras en la Totalidad. Si estabas meditando y de repente aparece tu hijo brincando sobre la cama, entonces haz una fiesta con él y jueguen juntos. Él es amor incondicional; no lo rechaces por culpa de la rigidez y el orgullo. Quítate la coraza y entra en ese amor.
Lo más importante no es ganar batallas, sino fluir con la vida
No tienes que ganar batallas, sino entrar en el fluir del gran río de la vida. Lo único que importa es salir de todos tus bloqueos, abandonando tus posturas rígidas y ese tan nocivo impulso de defender tu orgullo. No te esfuerces en el absurdo cumplimiento de estructuras limitantes, sino en controlar tu mente todo el tiempo.
¿Y sabes cuál es la mejor manera de controlarla? Jugando con la vida, jugando con cada átomo de nuestro Universo y jugando con tu tiempo presente. La enseñanza que te comparto te hace entrar en la Totalidad. Te enseño invitándote a abrir el libro de la vida, para que después te dejes llevar por su maravilloso torrente.
Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: Todo es perfección
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