Como ya hemos visto, el campo de las infinitas posibilidades es parte de la estructura del átomo. Se halla en el conjunto de electrones que gira alrededor del núcleo. Ese núcleo atómico representa la materia, y aquí reside un gran error de la humanidad: Observar sólo lo material, que es el 4% de la realidad, sin entrar en el otro 96%.
Vives tres realidades. A partir de hoy ¡evita la tercera!
Otro gran error cometido por casi todos es el vivir tres realidades al mismo tiempo. La primera es este momento presente. La segunda es la que observas en el campo de las infinitas posibilidades. En ella pides algo observándolo y sosteniéndolo para que llegue a tu vida. Así pues, una realidad es la que tienes, y otra es en la que pides.
Al entrar en la segunda realidad estás rediseñando tu presente. Hasta allí vas por muy buen camino. Has construido lo que experimentas tanto en tu cuerpo físico como en tus relaciones y tus finanzas. La famosa trilogía «salud, dinero y amor». Eres muy poderoso, porque puedes cambiar tu realidad.
El problema surge cuando aparece la tercera realidad y anula todo lo anterior. Esto ocurre porque, después de pedir lo que deseas, vuelves a usar tu superpoder, pero ahora observando la oscuridad, como por ejemplo al quejarte y decir: «No tengo dinero», «estoy muy mal de salud», «todos me engañan», o «esto es una mentira».
Al expresar afirmaciones de ese tipo entras en la fatídica tercera realidad. Si deseas tener éxito en tu vida, debes centrarte solo en las dos primeras. Dí: «Esto es lo que hay. Lo he creado yo», y luego: «Pero soy muy poderoso. Entro en el campo de las infinitas posibilidades decretando en tiempo presente y usando mi Presencia Yo Soy».
La queja abre la tercera realidad
Escapa de la tercera realidad, que abres mediante la queja constante. Evita reunirte con amigos o familiares para contarse entre todos lo mal que están, lo mal que está el país y lo mal que está tu casa, tu marido, tu mujer, tus hijos, tu trabajo, tus colegas, tus compañeros de clase, tu gato, tu perro y hasta el taxista que te trajo.
Esas quejas anulan todos tus decretos positivos anteriores. Interrumpen todo en lo que habías trabajado tan bien antes de ir a la reunión. Ahí está otro gran problema de la mayoría de los seres humanos. La queja, la crítica y el juicio desarticulan todo lo que habías construido.
¿Ahora entiendes por qué permaneces en el mismo lugar y no puedes salir de allí? Es una situación normal y estamos acostumbrados a ella, pero precisamente por eso debes esforzarte y escapar por completo de esta queja constante. Para empezar, escucha como hablan los demás.
El silencio es un buen aliado
Guarda silencio, porque mientras menos hables menos te equivocas. Habla poco, escucha mucho, y así verás que todo de lo que se quejan las personas es justo lo que sostienen y manifiestan. Es por eso que no pueden salir de sus problemas. Los demás pueden ser para ti un espejo y te van a enseñar lo que no hay que hacer.
Mantente en silencio y percibirás claramente lo que es la tercera realidad. Observa atentamente lo que acontece en tu propia vida. ¿Cuál es tu primera realidad? ¿Qué te gusta y qué no te gusta de ella? Continúa sosteniendo lo que te gusta y rediseña lo que no, entrando en la segunda realidad y pidiendo lo que deseas.
Finalmente, silencio absoluto. Cuanto más silencio mantengas, más éxito tendrás en el pedido y el rediseño. Escucha y comprobarás que la gente, al quejarse todo el santo día, casi siempre habla en tiempo presente. Eso activa la Presencia Yo Soy en su contra. Así pues, debemos cambiar desde los cimientos y reaprender lo más básico.
Cuida lo que expresas en tiempo presente
Esto significa sostenerte en la segunda realidad, porque desde allí vas a rediseñar tu vida. Debes sostenerte en esa única visión de forma muy controlada y consciente. Por por eso debes escuchar a los demás y guardar silencio. Cuida tus palabras y recuerda su espíritu. Cada vez que hablas en tiempo presente utilizas tu Presencia Yo Soy.
Esto quiere decir que si expresas una queja en tiempo presente, la construyes. Ahora, observa otro dato muy importante: Cuando la mayoría de las personas expresa un deseo de mejoría en su salud, sus relaciones o sus finanzas, lo hace en tiempo futuro.
Dicen: «Estoy mal ahora, pero voy a estar mejor«. Estoy mal ahora: tiempo presente. Voy a estar mejor: tiempo futuro. ¡Doble error! Ese deseo no sirve, porque no crea en absoluto. Lo que sí crea es ese ‘estoy mal ahora‘, y al expresarlo una y otra vez, lo sostienen con una fuerza digna de mejor causa.
El futuro no es creador
Recuerda que el futuro no existe. No es Presencia Yo Soy. Esto es muy simple, pero casi nadie lo tiene en cuenta. Sólo observa cómo habla la gente: «Algún día estaré sana«, «cuando tenga dinero cumpliré mis metas», «algún día conoceré al chico o la chica de mis sueños«. Por desgracia, todo eso no va a ocurrir nunca.
No sucederá porque está expresado en tiempo futuro, y lo peor es que sigues quejándote en presente. La única visión de los que se quejan es: «Estoy muy mal. Estoy enferma. Me están engañando. No tengo trabajo«. Esa es la única visión de quienes no cuidan el espíritu de las palabras.
En cambio, alguien que se sostiene correctamente en su única visión dice ante un suceso desfavorable, como sería perder su trabajo: «Es lo que hay, pero soy poder absoluto. En poco tiempo encuentro otro mejor». Cambia su realidad al observar en el campo de las infinitas posibilidades su nuevo trabajo, y de esta manera lo crea.
Sostente en tu única visión
No entró en la tercera realidad. Pudo sostenerse en su única visión al cuidar el espíritu de sus palabras. Así, cuando te digan: «¿Ya conseguiste trabajo?«, puedes contestar: «Estoy en ello«. Estoy es tiempo presente. Si enfermas y te preguntan: «¿Cómo te sientes?«, dí para sostenerte: «Cada día estoy mejor«.
Estoy es el verbo expresado en tiempo presente. Así puedes decir la verdad, pero en sentido positivo, sin dejar de sostener tu única visión. Si la pregunta es: «¿Por qué no tienes novio?«, puedes contestar: «Está en camino«. En cambio, si te quejas expresando: «Es que todos los hombres son un desastre«, eso será lo que vendrá a ti.
Sostenerte en tu única visión también significa no observar las malas conductas ni los acontecimientos que le suceden a los otros. Es, en pocas palabras, no criticar. A este respecto, debes dejar atrás la envidia, un mal que se ha inoculado en todos los niveles de la sociedad, y que debemos erradicar por completo.
La crítica siempre te perjudica
Lo que más provoca la envidia es la critica, así que no caigas en ella. Cada persona es un mundo. No sabes lo que vive en su experiencia personal. No le digas lo que tiene que hacer y respeta su libre albedrío aunque se equivoque. Hay personas que deben vivir causas y efectos que resultan muy difíciles de desentrañar.
Existen innumerables ataduras energéticas entre los seres. Por ello estamos obligados a borrar memorias. Además, ¿sabes lo que haces cada vez que criticas y juzgas? Dejas de mantenerte en tu única visión, misma que siempre debe centrarse en tu propia vida y tu propia realidad.
Si sales de esa única visión donde debes mantenerte, criticando y juzgando a los demás sin respetar su libre albedrío, cometes otro error gravísimo. Analiza tus propias experiencias y observa todo lo que juzgaste y criticaste en el otro. Comprobarás que eso mismo se manifestó en tu vida a corto o largo plazo.
Creas todo aquello en lo que fijas tu atención, y algunos de estos procesos creativos se materializan de forma muy rápida. Considera las veces en las que, después de haberte expresado mal de alguien, eso mismo se manifestó en tu vida. ¿Sabes qué pasó? Que lo has observado en el campo de las infinitas posibilidades.
Si entras en la tercera realidad, ésta anula las dos anteriores, que son las correctas. Es una dinámica muy simple. Por lo tanto, habla poco y nunca critiques.
Vibra en alegría
Empieza a disfrutar la vida; es más, oblígate a disfrutarla. Oblígate a salir de tu zona de confort. Si tienes un dolor físico, oblígate a caminar al menos 100 metros. Verás que la siguiente semana podrás caminar 200. ¿Que estás en silla de ruedas? Estoy segura de que tienes a tu alrededor seres muy amorosos que pueden llevarte a pasear.
Comprendo que, aunque salgas, seguirás sintiéndote un poco mal, pero el simple hecho de mover la energía cambia tu entorno. ¿No estás alegre? Sal y muévete, aunque no tengas ganas y regreses a tu casa casi como te fuiste. Mañana te obligas a salir de nuevo, y verás como al tercer día empieza a cambiar tu vida.
Estoy segura de que si te estás quejando constantemente a causa de malestares físicos, no has visto realmente lo que tienes a tu alrededor. No has visto a todos los seres amorosos que te han atendido, y por lo tanto, no les has tenido gratitud. No es su obligación atenderte; lo hacen por amor.
Agradece su atención, y ese acto cambiará tu estado actual. Agradece también a quienes te han ayudado económicamente. Esa gratitud te va a sacar de la contracción. ¿Y sabes qué es la gratitud? Es observar abundancia en vez de carencia. Abres los ojos y ves a los seres que te cuidan, te prestan dinero o te ayudan con una palabra.
Invoca al Elohim de la Gracia
Observa la abundancia y ten gratitud. Todos podemos hacerlo: Es tan sencillo como mover la energía y cambiar el foco de consciencia. En vez de permanecer en la queja constante, y con ello en la tercera realidad, entras en estado de gratitud, que es el que te va a llevar a vibrar en la abundancia.
Probablemente sientas que no puedes alcanzar ese estado debido a un gran enojo que te corroe por dentro, pero eso también es normal. Has sufrido traumas y existen causas y efectos que actúan en ti. Si te cuesta mucho agradecer, entonces invoca al Elohim de la Gracia. Muchas veces te he hecho esa recomendación.
Este ser cósmico enorme es quien sostiene la gratitud en todo el Universo. De la misma forma en la que te conectas con un Maestro Ascendido, el Maestro Jesús, o con quien desees, así también te conectas con el Elohim de la Gracia. Sólo necesitas observarlo. Di: «Ven a mí«, sin mayor protocolo.
La gratitud cambia tu sentir
Los protocolos sólo estorban. Tienes que volver a ser niño para entrar en el Reino de los Cielos. Juega. Yo invoco como en un juego y digo: «Ven a mí, Elohim de la Gracia. Envuélveme con tu Llama Plateada Iridiscente«. ¿Te la imaginas? Es como esos colores que parecen inmóviles, pero bajo la luz adquieren distintas vetas y tonos.
Invócalo ahora y tus sensaciones cambiarán de forma casi instantánea y de la manera más simple. No estás obligado a realizar preparativos complicados o laboriosos que muchas veces solo te conducen al autosabotaje, porque no tienes tiempo para hacerlos entre el ajetreo de tu vida cotidiana.
En cambio, si mientras trabajas o conduces dices: «Elohim de la Gracia, ven a mí y envuélveme», ya está. Conéctate con todos los seres cósmicos y te conectarás con tu Presencia Yo Soy, porque ellos también son parte de ella. Es fácil y puedes hacerlo como si fuera un juego, disfrutando poder jugar como lo haría un niño.
Entra en el desapego
Una vez que has entrado en tus dos realidades, en tu tiempo presente y en el campo de las infinitas posibilidades, observa lo que deseas y luego desapégate ¿Qué significa eso? Que te olvides de lo que has pedido. No estés pendiente de ello. Debes simplemente dejar que se manifieste.
Deja que el Universo empiece a transformar tu mundo. Quédate tranquilo. No hay necesidad de repetir una y otra vez tu petición. El Universo ya te ha escuchado. Con sólo observarla ya está hecha; ya está seleccionada. Vive sin contracción y sin la ansiedad de pedir lo mismo una y otra vez. Te repito qué debes jugar como un niño.
Para ayudarte a lograr el desapego, te invito a que invoques también al Elohim de la Caridad. La caridad es observar solamente lo bueno. Háblale como yo le hablo a él y a todos esos seres cósmicos maravillosos. Seguro que todos ellos se ríen mucho de mí, pues siempre los invoco como invitándolos a jugar conmigo.
Hazlo así, y entrarás en la simplicidad y la alegría del juego. Empieza a jugar con la Totalidad, y así, jugando, entrarás en ella. Es un proceso maravilloso. Así pues, el desapego es algo extremadamente importante, y no ejercerlo constituye otra de las grandes fallas de toda la humanidad.
Si lo sueltas, te llegará
Las cosas favorables no llegan a las personas que permanecen apegadas al resultado. Fíjate una vez más en tu propia experiencia y comprobarás que la mayoría de las cosas buenas llegaron a tu vida cuando ya no te interesaban. Aparecieron cuando ya las habías soltado.
Seguramente has dicho alguna vez: «¿Y justo ahora que ya no lo esperaba viene esto?« ¿Cuántas mujeres que no podían tener hijos y decidieron adoptar descubren a un mes de la adopción que están embarazadas? El pedido llega cuando lo sueltas. Ese es el desapego, y por eso aprender a desapegarse es tan importante.
Yo pido y ya no dudo en absoluto que aquello que pedí vendrá a mi vida. Hay que tener confianza, y por ello te invito ahora a invocar a un tercer ser cósmico: El Elohim de la Fe. Invócalo para poder pedir y sostenerte en tu única visión. Así te mantendrás firme en dos realidades: La que tienes y la que opera los cambios.
Pide el qué y no el cómo
Casi todas las personas se centran en el cómo y no en el qué. ¿Y qué significan estos dos términos? El qué es eso que deseas para tu vida: Salud, un trabajo digno, ganar muchísimo dinero... Todo lo que quieras, porque todo es perfecto. No tengas vergüenza en pedir dinero, así te hayan enseñado que es la raíz de muchos males.
Eso es mentira. El dinero es sólo una energía más, igual que cualquier otra. El cómo es la manera en la que llega el qué. Por ejemplo: sí dices: «Quiero comprar una casa», eso es el qué. El cómo es: «El banco me va a prestar el dinero para comprarla«. Centrarte en el cómo es salir del campo de las infinitas posibilidades.
Para evitar esto, puedes decir: «Compro mi casa». Eso es Presencia Yo Soy, y punto. El cómo es lo que trabaja el Universo cuando empieza a confluir. Así pues, mantente en la práctica correcta del qué y el cómo. Si afirmas: «El banco me dará un préstamo para comprarla«, estás pidiendo el cómo para el qué, y eso es un gran error.
Lo que debes hacer es centrarte en el qué: «Compro la casa de mis sueños«. ¿Cómo? No lo sé, pero el Universo encontrará millones de maneras para dártela. La vida es muy sencilla, pero al observar el cómo, la complicas, porque estás limitándote a la realización de una sola posibilidad. Le das la espalda al infinito.
Lucha por dominar tu mente
Si eres uno de mis estudiantes, ya sabes que eso es lo único en lo que debemos estar centrados. Para ello, tenemos muchos recursos: La Unificación de los Chakras, la Técnica del Perdón, las invocaciones a los seres cósmicos, las llamas, la Luz Líquida... Todo ayuda a dominar tu mente para que no bloquee tus procesos creativos.
Ahora te daré un decreto para que afines tu atención al máximo: Yo Soy la única inteligencia y poder actuando. Al usarlo, permites que tu Presencia Yo Soy, que es inteligencia pura, se presente en ese mismo momento en tu vida. Permites que ella sea la que dirija tus acciones. Recuerda que todo es perfección.
Repite este decreto y empezarán a llegar a ti ideas nuevas y geniales. Dirás: «¿Pero cómo no se me ocurrió antes?«. Lucha con todas tus fuerzas para dominar tu mente. Pon en práctica todo esto que te he compartido y alcanzarás tu propia Ascensión. Verás cómo dejas de caminar y emprendes el vuelo.
Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: El poder del amor puede cambiarlo todo