El miedo a ser como otros impide tu realización

¿Quién no ha tenido a lo largo de su vida seres que los han influenciado?

Pueden ser padres, madres, abuelos, hermanos, parejas o amigos. En esta ocasión me referiré de manera especial a las personas que han tenido una gran relevancia para ti, pero a las que no quieres parecerte en absoluto.

Esto resulta muy comprensible si tu vida ha sido un calvario al lado de personas muy cercanas pero muy tóxicas. Estoy segura de que todos conocemos por lo menos una, porque el estar en contacto con seres a los que no queremos parecernos, pero influyen en nuestras vidas es parte de esta tercera dimensión.

Un miedo muy especial

El miedo a ser como esa persona que te ha hecho daño cierra las puertas a tu propia realización. Hay veces que esta dinámica está tan arraigada que ni siquiera puede expresarse claramente. Quien la sufre simplemente toma un camino contrario al de esas personas que han influido en su vida y a las que no quieren parecerse.

Y entonces, en vez de hacer algo siguiendo sus propios deseos, realizan lo opuesto a lo que dicha persona hizo. No siguen los verdaderos deseos de su alma. Eso es entrar en el lado oscuro. Este miedo es el director de sus vidas y experiencias. Incluso hay individuos que desvían sus metas más importantes con tal de ser diferentes.

Por reacción, entran en el camino opuesto. Otros hasta llegan a emprender acciones a modo de venganza, sabiendo que tales actos le dolerán al ser tan influyente. Ese es el germen de muchas malas decisiones, tomadas en base al miedo a ser como ese otro. Tales decisiones llegan incluso a adquirir un tinte de autodestrucción.

La verdad nos hace libres, pero ¿qué verdad?

El enemigo en casa

Algunos seres se hacen mucho daño al seguir estos procesos de venganza y oposición radical. Todo eso ha sido generado por el miedo a no ser como la persona odiada. En mi experiencia como terapeuta, he observado que los karmas más grandes de un ser humano están dentro de su propia casa.

Algunos incluso están dentro de su propia cama. Otros están dentro de sus propios vientres, o tú mismo eres el problema. Por eso siempre digo que perdones todo lo que deba ser perdonado. Si no lo haces, te puedo asegurar que quien ha sido tu mayor enemigo en esta vida aparecerá dentro de tu cama o tu vientre en la siguiente.

Vendrán en forma de hijos, padres o parejas. Los acérrimos enemigos del pasado estarán dentro de tus ámbitos más cercanos en el futuro. Si en esta vida tienes un enemigo, perdónalo, porque es muy probable que se transforme en un pariente muy cercano en tu siguiente vida. Esto lo compruebo todos los días en mis terapias.

La venganza te conduce a la soledad

Imagina que el enemigo más enconado que has tenido a lo largo de tus experiencias pasadas de pronto aparece en tu vida actual como integrante de tu núcleo familiar. Entonces, no sabes bien a bien por qué, pero lo último que quieres es ser como él o ella. Emprendes un estilo de vida en el cual haces todo lo opuesto.

Y ni que hablar si entras en el peor de los casos, que es el emprender acciones por venganza. Ya no es solo no querer ser como esa persona, sino que haces todo lo posible por lastimarla. Al hacer eso el primer lastimado siempre serás tú. Recuerda que el miedo a ser como él o ella detona otros miedos y hasta fobias.

Se detonan fobias a las relaciones y hasta al simple contacto con los otros. Esto conduce irremediablemente al aislamiento, y finalmente a la total soledad. En otros casos, existen seres que emprenden caminos autodestructivos, tales como la violencia y las adicciones.

El primer miedo detona otros dos

Los miedos adicionales que se detonan son el miedo a no ser suficientemente bueno y el miedo al disfrute. Entonces tu vida se torna gris y llena de limitaciones. Siempre estás como en fuga, sintiéndote perseguida o perseguido. Y encima, escuchas una y otra vez a manera de insulto: «Te pareces a mamá» o «te pareces a papá».

Tales frases son para ti muy insultantes, porque precisamente no quieres ser como ellos. Mucha de la falta de realización y éxito en tu vida está detonada por los miedos ocasionados por seres a los que en otras vidas has odiado y considerado tus mayores enemigos.

Y es que ¿quién no ha tenido enemigos? Y en épocas pasadas era peor, cuando permanecíamos casi todo el tiempo en bajas vibraciones. Actualmente estamos más elevados, y a medida que avanzamos, nuestra consciencia también se eleva. Antes, el odio era incontrolable, y si había que matar, se mataba.

Con relación a estos procesos, las personas son diferentes y toman distintos rumbos. Las más extremas se hacen mucho daño, y algunas llegan hasta el suicidio, que puede verse como una acción inmediata o paulatina. Se autodestruyen solamente por no querer parecerse a seres que han influido en sus vidas.

 

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Los miedos generan emociones negativas

Dichas emociones negativas se derivan de estos miedos, y causan un daño aún mayor. Por ejemplo, si vives centrado consciente o inconscientemente en la venganza, te provocas un perjuicio incalculable. Hace muchos años, cuando era muy chiquita, iba con mi familia a la iglesia. Allí, el hijo del pastor no quería ser como su padre.

Y encontró la forma ideal de oponerse a él: Se volvió cura. Era una manera radical de decirle: «Mira, no quiero ser como tú». No fue un acto impulsado por el amor, sino por el miedo. Desde el miedo a ser como ese padre, emprendió el camino opuesto, pero tal vez no el que más deseaba.

Tomó una decisión tan trascendente desde la venganza e incluso desde el odio. A propósito de esto, no te avergüences de sentir odio hacia la gente que te rodea. Recuerda que te dije antes que era muy posible que tu enemigo más acérrimo del pasado aparezca ahora dentro de tu casa y hasta dentro de tu cama.

Esto es solamente una ley de atracción. No constituye un castigo. Para el átomo no existe diferencia entre una vida y otra. Lo que sí existe es un observador que hoy viste un cierto traje y mañana otro. Puedo cambiar mi atuendo, pero soy la misma persona. No he cambiado aunque cambie mi ropa, y tampoco cambia mi observación.

Las emocione negativas te autodestruyen

Emociones como la ira, la venganza y el odio te conducen a la autodestrucción. De igual manera, la pérdida de esperanza, el sentimiento de estar atrapado y la insatisfacción se derivan del miedo a no querer ser como esa persona cercana. En realidad, lo que deseas es abrir una puerta para rescatarte.

Sin embargo, actuar desde el miedo te mete en un pozo muy profundo, y puede incluso desencadenar una serie de conductas altamente autodestructivas. Precisamente por eso afirmo que el miedo a ser como tal o cual persona te cierra las puertas a tu propia realización.

Atraes a ti todas las cosas que observas. Si observas oscuridad, por más que intentes ser distinto a ellas, van a llegar a ti otros con las mismas características que aborreces. ¿Cuántos se han casado o viven en pareja con seres que son iguales a aquellos a los que no querían parecerse?

No vuelvas a crear lo que no quieres

Cuando muchos matrimonios se divorcian se dan cuenta a carta cabal de esta dinámica y dicen: «Me había casado con mi padre (o madre). Me uní exactamente a lo que no quería». Y es peor todavía si ese cónyuge tenía un poco de uno y un poco del otro. ¡Y tú que tanto huías de eso!

Existen personas que han huido de sus casas muy jóvenes gracias al matrimonio. No obstante, casi siempre se casan con individuos que recrean la experiencia que tenían antes. Esto se debe a la observación de sus potenciales parejas desde el miedo, atrayendo irremediablemente a cierto tipo de seres a su vida.

Ese patrón se repite porque lo observas. Si huyes de tu casa por venganza o por odio, volverás a atraer justamente eso. Sales de una situación que no te satisface para meter en tu nuevo hogar exactamente aquello de lo que deseas huir. ¿Y dónde está la salida entonces?

Surgen más miedos

Para protegerte de ellos, evita el aislamiento y la soledad. Comprendo que la primera reacción después de salir de una relación conflictiva sea la de no querer repetir el mismo patrón y no querer relacionarse con otro ser, pero no olvides que esta reacción tiene su origen en la detonación de varios miedos y fobias.

Se han detonado varios miedos que tienen que ver con las relaciones humanas, tales como el miedo a ser abandonado, a ser rechazado, a la intimidad, al compromiso, al abuso y hasta al amor mismo. Todo esto provoca que vivas como en una montaña rusa, llena de subidas, bajadas y vueltas cada vez más abruptas.

Todo este proceso es una concatenación de temores que empieza por el miedo a ser como esa persona que te repele. Hay aquí una lucha entre el amor y el miedo. Buscas el amor porque eres un ser de luz. No lo puedes evitar, y por eso estás aquí. Sabes que el dolor se tiene que acabar, y que se acaba con la observación del amor.

Transforma la energía destructiva en constructiva

Lo que ha ocurrido es que dentro de esa búsqueda incansable, siguiendo tu camino de liberación, de manera inconsciente utilizas la energía para destruir y no para construir, porque el miedo es el que gana todas tus batallas y se impone en todas las situaciones que vives. Tus decisiones siempre están basadas en los miedos.

Entonces, lo que debes cambiar es la energía y volverla constructiva, para que sea el amor quien gane las batallas en tu vida e impida que los miedos sean los observadores dentro del campo de las infinitas posibilidades. Incluso puedes ser tú el ser que está influyendo mal en la vida de quienes te rodean.

En ese caso, tus descendientes dirán: «Yo no quiero ser como mi mamá o mi papá, que al final se quedó solo, lleno de odio y de deseos de venganza». Cuando te unes a los miedos te conviertes en una mala influencia para otros. Por ejemplo. Puedes haber tenido una madre dictadora o un padre dictador, y no quieres ser como ellos.

El sacrificio nunca redime

Huyes y te casas, pero has metido a tu nueva vida lo mismo que tenías antes y entonces te separas. Ahora ves a tus hijos y piensas. «No soy como mis padres. Soy buena y condescendiente. Me dedico pura y exclusivamente a ellos, y solo vivo para ellos». El problema es que ellos dicen: «Mi madre es una mala influencia».

Tus propios hijos piensan; «Mi madre se ha pasado toda una vida sola y pendiente de mí. No me deja vivir y me corta las alas». Así pues, ¿cuál es la diferencia entre tu madre y tú? No olvides que cada ser hace lo que puede ante las experiencias sufridas a lo largo de toda una vida.

Todos reaccionan a su manera, pero si lo haces desde el miedo, nunca será mejor a como lo hicieron quienes te precedieron. Ellos también tenían miedo a ser como alguien más. Entonces, la salida consiste en cambiar la mirada. Deja de acusar a los otros y deja de pensar que no quieres ser como ellos.

Diferénciate del otro desde la gratitud

Intenta comprender a quienes te rodean, porque casi siempre actuaron movidos por el miedo. Hicieron lo que pudieron frente al peso de sus memorias, al igual que lo estás haciendo tú. Haces lo mismo que tus ancestros si tu frecuencia vibracional está lastrada por los miedos a ser como ellos, al disfrute y a no ser suficientemente bueno.

Si de verdad quieres ser diferente, toma decisiones desde la gratitud y desde el poder ver al otro con compasión y amor. Ellos hicieron lo que pudieron con sus experiencias de vida. Observa atentamente cómo fueron las vivencias de esos seres que en este momento odias tanto o te provocan deseos de venganza.

Si no actúas desde la gratitud y la compasión, no serás distinto a ellos. Perdona, agradece y céntrate en realizar los deseos de tu alma. Efectivamente, no hagas lo que ellos te ordenan, pero tampoco hagas exactamente lo contrario impulsado por la oposición a su forma de ser. Eso te vuelve inflexible.

Y encima, repites lo que ellos hicieron contigo en los que vienen detrás de ti. Una madre o un padre que no es feliz emana esa radiación de infelicidad a todos sus descendientes. Cuando estás atrapado en la ira, la venganza y el odio, tu cuerpo lo resiente de inmediato y se enferma.

Un enfado o un resentimiento representan una migaja de odio, y si los sostienes en el tiempo se transforman en el más feroz de los enconos.

No mires al otro desde su lado oscuro

Cada vez que tu observación parte desde el amor, la gratitud y la compasión, evitas el odio y la venganza. Entonces dices: «No quiero ser como esa persona, pero tampoco quiero ser su opuesto. Yo quiero ser como deseo ser». Así evitas tomar decisiones que te perjudican porque no van de acuerdo a los deseos de tu alma.

Cuando observas al otro desde el lado de la oscuridad emanada por él o ella, te unes inevitablemente a esa misma oscuridad. La respuesta está en observarlo todo desde la gran Totalidad, partiendo de una historia muy larga y muy lejana. Una historia eterna, en la cual has vivido portando diferentes trajes, pero siendo el mismo ser.

Ellos también lo han hecho. Siempre han sido el mismo ser que intentas no reproducir. Manifiestan lo que pueden dentro de sus limitaciones. De esta forma, todos los seres que están manifestando algún tipo de mala influencia no se dan cuenta de ello. Han creído que sus acciones te harían una mejor persona y te llevarían al éxito.

 

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No dejes que el miedo decida por ti

Ahora eres un ser que experimenta una expansión de consciencia, y es natural que no quieras parecerte a ellos, pero el aislamiento, y sobre todo el resentimiento, no te benefician. En ambos casos actúas y decides a través de los miedos y las emociones negativas que estás manifestando.

Evita ante todo el juzgar a los demás. En ocasiones hasta delimitas sus faltas y les dictas sentencia. Sin embargo, recuerda que el juzgar al otro desde tu propio y muchas veces limitado punto de vista te lleva exactamente al mismo lugar al que no quieres volver y del que deseas escapar.

Es muy diferente mirar al otro desde el lado de la luz, la gratitud y la compasión, sabiendo que hicieron lo que pudieron con sus limitaciones, miedos y memorias. Por otra parte, sé perfectamente que hay seres que han vivido situaciones extremas. Atiendo continuamente a muchísimas personas con historias muy duras.

No dejes que el miedo determine tus acciones

No hablo desde un lugar fácil y ligero. Sé lo que muchos seres han sufrido hasta este momento, y te repito que la salida es actuar desde el lado de la luz. Es observar a esa persona desde la luz y afirmar que hizo lo que pudo con sus limitaciones y sus memorias, recordando que todos somos iguales.

No existen seres que quieran ser malos. Existen seres que hacen lo que pueden con lo que tienen y con lo que cargan consigo. Tal vez no puedan cambiar, pero han pasado por lo mismo que tú. Lo que ocurre es que se han vuelto inflexibles y por eso repiten las mismas conductas.

Ahora obsérvate a ti mismo. Si estás manifestando enfermedad, soledad o una relación de pareja que no quieres, estás soportando lo mismo que ellos. Estás actuando a través del miedo, y estás atrayendo todo lo que te duele, te molesta y te destruye a través de él.

Y eso también destruye a tus descendientes. Hay muchas madres y muchos padres que mantienen atados a sus hijos. Considera honestamente si las alas de tus hijos son amplias, o si están cortadas para que no se alejen mucho de ti. Hay muchas historias de este tipo, y abarcan todas las nacionalidades y estratos sociales.

Agradece el camino que has recorrido al lado de los seres que te rodean. Solo recuerda que no estás obligado a permanecer junto a alguien para evitar hacerle daño.

Conéctate a los demás desde la compasión

El ejercicio correcto de la compasión es decir: «Deseo que tu vida vaya bien. Intentaré que sea la mejor posible, pero no dejaré mi vida por ti. No me quedaré a tu lado, pero entiendo todo tu sufrimiento. Entiendo todo lo que te ha traído hasta aquí, pero hasta aquí llegamos. No dejaré que sigas siendo una mala influencia en mi vida».

La compasión implica afirmar: «No me quiero vengar de ti. No te quiero destruir. No te tengo odio, sino amor». Así como el odio y el resentimiento van de la mano, el amor y la compasión también se acompañan. No olvides también trabajar en el desapego hacia los seres que tienes a tu lado.

El apego hacia otro ser es indicativo del miedo a perder seguridad, y es el origen de muchos males. En cambio, la gratitud y la compasión se expresan en el entendimiento de las elecciones tomadas por el otro, así como de las consecuencias derivadas de dichas decisiones.

Conéctate a los demás desde la luz, o sea, desde la compasión y la gratitud. Mantente alerta ante el miedo a perder seguridad y el apego. El camino a tu propia realización se abre de par en par cuando entiendes, agradeces y perdonas. Cuando consigues ver a todos desde la luz, los miedos no te alcanzan.

Y así, cuando tienes compasión y gratitud hacia todo y hacia todos, te conviertes en un Dios vivo y poderoso.

 


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