Como parte de mi labor como terapeuta, encuentro que nadie se reconoce a sí mismo como manipulador o controlador. A pesar de que todo tu entorno te señale como tal, no te enteras de ello. Así pues, ten mucho cuidado con esto, porque puede acarrearte consecuencias muy desfavorables.
Nuestra verdadera esencia es el amor y la libertad. Eso es lo que debemos manifestar en esta vida y hacia donde debemos encaminar nuestros pasos dentro de este planeta ya ascendido. Recuerda que venimos de una Tierra de tercera dimensión, en la que nuestro principal objetivo en las eras anteriores era sobrevivir.
Y como parte de esa supervivencia hemos aprendido muchas cosas que entorpecen nuestra ascensión, tales como mentir, manipular, controlar y pretender que los demás hagan lo que les ordenamos. Muchas veces había que nacer con determinadas características para poder sobrevivir en la tercera dimensión.
Cómo se origina un manipulador
Ahora que eres un ser que desea ascender y dejar atrás el sufrimiento, puedes aplicar lo que te compartiré en estas páginas. Si te preguntas cómo se origina un manipulador, te diré que la manipulación es un mecanismo de supervivencia aprendido en la niñez al vivir dentro de un ambiente de dolor y castigo.
Un ambiente dominado por las exigencias y donde casi nunca se respeta la voluntad del otro. En un ámbito así, el manipular se convierte en un arte que ayuda a muchos a sobrevivir. Normalmente, un manipulador surge a partir de otro manipulador. La víctima se convierte en victimario al repetir lo mismo que observa en su entorno.
Copia exactamente lo que hicieron sus padres con él y repite exactamente el mismo patrón. Recuerda que aquello de lo que te quejas lo terminas haciendo tú mismo. Has aprendido desde el dolor y el castigo que deseabas evitar. Cuando un niño llora o se enferma, el padre que habitualmente castiga lo protege.
Así aprendemos a manipular desde el llanto, la enfermedad o cualquier otra conducta. El problema es que el manipulador sufre, y peor aún el controlador, lleno de una dureza y rigidez que destruyen sus cuerpos físico, mental y emocional. El manipulador puede conseguir lo que quiere, pero no es feliz, y mucho menos libre.
Se hace dependiente de las personas, porque exige que los demás hagan lo que él desea a través del control emocional. Entonces, un manipulador se origina en casa, copiando patrones mientras intenta oponerse al castigo y al dolor. La manipulación es, en definitiva, puro instinto de supervivencia.
El manipulador tiene un gran miedo a mejorar
El manipulador es un ser extremadamente exigente, y por lo general percibe esa exigencia como una virtud. Se vuelve perfeccionista y no respeta ni la individualidad ni la condición divina del otro. Reclama y se queja todo el tiempo. Nunca sabes lo que quiere, porque hoy pide una cosa y mañana otra distinta.
Nunca sabes lo que está bien para él y lo que de verdad desea, pero sus reclamos son constantes. De esta forma, si te identificas con este perfil, si no respetas las decisiones —sean acertadas o no— del otro y si no respetas su libertad, ten mucho cuidado; estás controlando y manipulando.
Considera que al hacerlo te estás enfermando, y no sólo físicamente, sino en todos tus cuerpos. Lo más grave es que no eres feliz. Una persona que se dedica a controlar y a manipular en mayor o menor medida nunca lo es. Respetar la libertad y la individualidad del otro es algo tan grandioso que constituye toda una maestría.
No manipules en nombre del amor
Hay muchas personas que controlan y manipulan en nombre del amor y el bienestar familiar. En este sentido, te compartiré una experiencia personal. Tuve una suegra que hacía exactamente eso. Dos veces por semana había que ir a su casa, porque si no ibas, ¡madre mía!
Su hijo consideraba que ella se había sacrificado trabajando y cocinando sin parar, y por eso no podíamos dejar de ir. Me decía: «Hace cinco horas que cocina para que nosotros seamos felices. Mira lo amorosa que es mi madre, que trabaja tanto para poder atendernos».
Me sentía controlada y manipulada. Yo quería salir los domingos y nunca podía. Permanecíamos encerrados y afuera brillaba un sol hermoso. Habríamos podido ir a la playa o a la montaña, incluso en compañía de mi suegra… pero no; teníamos que estar dentro de su casa.
Y si yo proponía: «¿Por qué no vamos a otro lado el próximo domingo?», se desencadenaba un auténtico drama. Llanto, amargura y quince días de discusiones. Este sencillo ejemplo cotidiano muestra los niveles de control y manipulación que pueden llegar a darse en nombre del amor.
La familia lo era todo: Era más importante que el bienestar de una joven pareja. Hay madres que se aferran a los hijos y no los dejan escapar.
El manipulador se siente superior a los demás
El manipulador cree estar por encima de lo demás porque está seguro de ser quien controla la situación. En realidad eso es una paradoja, porque dicha sensación es indicativa de una extraordinaria inseguridad. Y esto no es nada raro; estimo que un 95 por ciento de todas las personas manipulan a sus seres queridos.
Digo «queridos» y no «amados» porque muy pocos conocen el verdadero amor, que conlleva una total libertad, una total entrega y un total permitir que el otro sea quien es. Muchas personas confunden el amor con el miedo a ser abandonadas, al rechazo y hasta al crecimiento de la otra persona.
El amor es entrega, libertad y un respeto absoluto a la condición divina del otro. Si de verdad amas a alguien no te importa si está o no está a tu lado, porque el amor no depende en absoluto del apego físico, y el respeto es el regalo más grande que das al ser amado. Debes aprender a amar de esa forma tan extraordinaria.
El manipulador opera a través del castigo
Mediante este mecanismo de supervivencia has intentado evitar el dolor y el castigo, que fueron instrumentos de control y aprendizaje utilizados en la era que acaba de llegar a su fin. Al repetir los patrones aprendidos, tú mismo te has convertido en castigador.
Si los demás no hacen las cosas como tú las harías o como las exiges, entonces los castigas con gritos, caras largas, indiferencia, abandono y hasta venganza. Todo esto, además de destruir tus cuerpos físico, emocional y mental, te aleja de las personas que dices amar. Podrás retener al otro, pero perderás la conexión con él.
Lo podrás tener a tu lado, pero no está cerca de tí. Así, por ejemplo, yo iba a casa de mi suegra, pero no podía tener afinidad con ella. No podía tenerle confianza, porque sabía que todo lo que yo decía sería utilizado en mi contra. Tenía que callar y comer. ¿Y saben cómo terminaba todos los domingos? Con un dolor de estómago terrible.
Y cuando mi pareja permitió esa manipulación, yo dejé de admirarlo y verlo como ese ser del cual me había enamorado. Además, él también me castigaba. Hay castigos que son muy sutiles: Una palabra dicha como al azar, un gesto despreciativo, una conversación entre madre e hijo después de que yo me iba, y los infaltables reproches.
Date cuenta del daño que hacen y de la infelicidad y la falta de libertad que provocan los deseos de manipular a las personas que están a tu alrededor.
El manipulador se apega a las personas de su entorno
Para que un manipulador exista debe tener alguien a quien manipular. Necesita de las personas en su entorno. Entonces, como tiene un extraordinario miedo al abandono, se apega a ellas. Sin embargo, como también es un ser de luz, instintivamente sabe que los está sacando de quicio y que tarde o temprano se alejarán.
Pero su miedo al abandono se impone, y entonces redobla la manipulación. Justo por esto es muy difícil separarse de un manipulador. Su trabajo es constante y efectivo, porque lo aprendió desde muy pequeño. Tiene maestría en la manipulación, porque para él es un gran mecanismo de supervivencia.
Es un instinto generado desde una edad muy temprana y desde el hogar. Existen millones de personas así. Atan por completo al otro por miedo al abandono. Es probable que seas un manipulador, pero si estás aquí conmigo, también es muy probable que tu verdadero objetivo sea buscar la iluminación y la ascensión.
Sin embargo, no se llega a la luz por el camino de la manipulación. Ya hemos hablado de los miedos a mejorar, al dolor, al castigo y al abandono; pues bien, mientras tengas esos miedos, el amor no podrá entrar en tu vida. Examina si estás haciendo todo lo que te he contado, y si es así, detente ahora mismo.
Cada ser debe manifestar su propia verdad
No vale decir a manera de justificación: «Pero es que mi hijo es un desastre y me toca intervenir», o «si no controlo a mi marido hace lo que se le da la gana», o «es que mi mujer es una inútil y tengo que estar detrás de ella porque no sabe hacer nada», o «es que si dejo a mi mamá sola no sé lo que puede pasar».
No subestimes a nadie y deja que cada uno manifieste su condición divina, esté equivocado o no. Deja que tenga los resultados que deba tener. Es su propia responsabilidad. Permite que cada uno se manifieste a su manera. Jamás le digas a alguien que debe cambiar.
Respeta de forma absoluta a todo el mundo, y si la conducta o la forma de ser de otro te molesta, aléjate sin reproches. Recuerda que cada uno, aun decidiendo ser manipulador o controlador, está manifestando su condición divina, porque está decidiendo con su libre albedrío.
Lo único que debes exigir del otro es la verdad. Su verdad. Si no te la puede dar entonces retírate. Evita ejercer control emocional y psicológico sobre los demás.
¿Puedes reconocerte como manipulador?
¿Tienes miedo a mejorar, al dolor, al castigo y al abandono? ¿Te has sentido superior a los demás y tu inseguridad extrema hace que quieras ponerte por encima del otro? Obsérvate bien y reconócete, porque la gran mayoría de los seres humanos cargan con estos miedos. Al reconocerlos ya estás en el camino de salida.
Lo primero es reconocerte y aceptarte tal cual eres. Recuerda que el miedo es lo opuesto al amor y que quieres ascender; quieres ser amor y quieres liberarte por siempre y para siempre. No existe liberación si tienes miedos, y éstos que te he mencionado son extremadamente grandes. Crean mucho karma día a día.
Ahora bien, has venido a este plano físico a limpiar energías negativas y no a seguir sembrándolas. Es muy importante tener humildad y decir: «Sí, me reconozco como manipulador y sé lo que está pasando». Una vez hecho esto, el segundo paso es permitir que los demás se expresen tal cual son, aunque creas que se equivocan.
Para ellos tú eres el que está equivocado. Para ti, ellos son un desastre, pero para ellos tú eres ese desastre. Para ti, ellos hacen todo mal, pero para ellos… En fin; si tienes miedo a que te abandonen, entonces te apegas y los intentas controlar. Suéltalos; ellos son lo que son y deciden serlo a cada minuto de su ahora.
Libera a los demás y te liberarás
Permite a los demás expresarse y permite que se equivoquen. No pasa nada; esto es un juego. Permitir expresarse y manifestarse a cada uno tal como es te libera y libera a los demás. Te convierte en ese ser adorable con quien todos quieren estar y a quien nadie desea abandonar.
Si me permites ser tal cual soy, equivocada o no, en vez de ir obligadamente los domingos a tu casa, iría todos los días a visitarte, y así disfrutarías de mi compañía tal cual soy. ¿Te das cuenta que vencer ese miedo al abandono hace que los que están cerca de tí te amen y deseen estar contigo?
Deja de exigir resultados al otro. Deja de ordenar que el otro haga los movimientos que consideras pertinentes. Deja de mandar; es preferible que la casa esté hecha un desastre y no tú. Deja también de reclamar atención mediante el llanto, la tristeza o la enfermedad a causa del miedo al abandono.
Puede ser que muchas de las enfermedades que ahora padeces sean producto de tu manipulación y del querer llamar la atención de otros. Deja de hacerte daño y de castigar a los demás con ellas. Practica el desapego hacia todas las personas de tu entorno, llámense hijos, padres, pareja o familiares.
Debes ser libertad y respetar la libertad de los otros. Si lo haces, el amor, que es la fuerza cohesiva más grande que existe, se manifiestará en ti, ¿y quién no quiere estar al lado del amor?
Manifiesta tu Presencia Yo Soy
Cuanto más te empoderes con tu Presencia Yo Soy, menos dependerás de las personas, los objetos y las circunsancias. Te haces total y absolutamente libre. Si se nos hubiese enseñado eso desde la primera infancia, todos estaríamos ya liberados, pero nos enseñaron a través del castigo y el dolor.
Nos enseñaron a sobrevivir en un ambiente hostil dentro de nuestras propias casas. Toma en cuenta todo lo que tienes que hacer para liberarte y liberar a la humanidad. Tu verdadera misión en la vida eres tu mismo. Si tú cambias, el otro cambia, y el otro, y el otro, y el otro.
Fíjate que no he dicho: «Libérate del control y la manipulación para que los demás se liberen». He dicho que al hacerlo, tú te liberas. Y si te haces libre, todos se hacen libres. Uno más uno somos millones y todos cambiaremos al planeta Tierra junto con toda la humanidad. Depende solamente de ti.
Para liberarte, necesitas auto controlar y auto corregir tu mente
Este auto control y auto corrección mentales son absolutamente necesarias, porque cargas con una gran cantidad de miedos, mismos que te han convertido en controlador y manipulador. Debes borrar estos miedos, así como una infinidad de traumas no sólo generados en vidas pasadas, sino también en la actual.
Los has creado todos los días de tu vida presente controlando en nombre del amor a todos los seres que te rodean. Creas karmas todos los días, y justo por esta razón debes auto controlar y auto corregir todos los procesos y conductas que te he compartido en estas páginas.
Ya tenemos un planeta ascendido, vibrando más allá del dolor, el castigo y la lucha por la supervivencia, así que reconoce tu Presencia Yo Soy, libérate y no dependas de nada ni de nadie. Este es el acto más grande que debes realizar, porque la libertad es la esencia de la verdadera vida.
Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: Todo lo que necesitas saber para salir del orgullo